b

b

sábado, 22 de octubre de 2011

Una soledad demasiado ruidosa.

Leí hace algunos años Una soledad demasiado ruidosa de Bohumil Hrabal, una novela que llegó a mí por casualidad, como muchas otras cosas, y que me conmovió. Es una historia triste, de un hombre solitario que a pesar de su vida y de él mismo es feliz con lo que hace.
Escribí entonces, para un ejercicio de clase, un resumen de la historia que dejo aquí. Eso sí, quien quiera leerlo que no lea las diez últimas líneas.




Recuerdo ahora la historia que leí hace tiempo de aquel hombre, Hanta se llamaba. Hanta trabajaba en un pequeño sótano en la ciudad de Praga prensando papel viejo. Llevaba treinta años haciendo lo mismo y había hecho de su trabajo un arte.
Era ya viejo, despreocupado por su apariencia física y cada día bebía litros y litros de cerveza. Pero a pesar de sí mismo era un hombre culto. Su trabajo le permitía tener entre las manos, cada día, numerosos libros, obras de arte y verdaderas reliquias que un día alguien había decidido tirar. Por eso cada vez que llegaba un camión cargado de papel se alegraba, ya que no se limitaba sólo a hacer simples balas, sino que cada libro que llegaba lo sostenía como un tesoro entre las manos, lo palpaba, lo leía y absorbía cada línea, cada párrafo y sólo entonces lo prensaba. Dotaba de belleza aquellos montones de papel viejo y sucio introduciendo en el centro algún libro de la literatura universal o un cuadro de los más famosos pintores para convertirlos así en sus obras de arte.
Hanta estaba a punto de retirarse y lo tenía todo pensado. Cuando se jubilara se llevaría con él la prensadora de papel y la colocaría en su jardín para hacer grandes obras maestras con ella. Sin embargo, sus planes se torcieron cuando el jefe, que no estaba muy contento con su rendimiento, ya que se tomaba el trabajo con calma, decidió cambiarlo de puesto y mandarlo a envolver papel blanco. Para él, acostumbrado como estaba a ver cada día hermosos cuadros y centenares de páginas de libros llenas de palabras, de frases y pensamientos de grandes escritores y filósofos, que lo mandaran a envolver papel blanco era algo inconcebible.
Fue entonces, mientras caminaba por las calles de Praga con la idea de que jamás volvería a hacer una bala de papel, cuando se dirigió a su viejo sótano, en el que había pasado los últimos treinta y cinco años de su vida. Hanta, incapaz de imaginar su vida sin la prensadora y ante tan relevante cambio en sus planes se dispuso a hacer su última bala. Se metió dentro del cilindro de la prensadora abrazando sus libros y le dio por última vez al botón verde y rojo que ponía en funcionamiento la máquina. Era su última bala de papel y en el centro, adornándola, sus pensamientos, su vida, y todos los conocimientos que había ido acumulando desde hacía treinta y cinco año.
Para Hanta, la vida se reducía a la prensadora de papel, los libros y la cerveza y él era completamente feliz en aquella soledad demasiado ruidosa.

jueves, 13 de octubre de 2011

Marcando una línea clara




Sé que a muchos incondicionales de Loquillo no les hacen gracia los discos en los que pone música a distintos poetas. Supongo que por pensar que se aleja del “espíritu Rocker”. Sin embargo el cantante cuenta con tres de ellos en su discografía
El primero La vida por delante, lo sacó en 1994 y en él versionó a Octavio Paz, Gil de Biedma, Pedro Salinas o Pablo Neruda entre otros. Él mismo decía entonces que se enfrentó a parte de sus fans con ese disco: "-Es el disco del que me siento más orgulloso, con él me enfrenté a todo, incluso a una parte de mis fans, y es que siempre habrá gente que tiene un árbol delante que no les deja ver el bosque”.
Más tarde en 1998 vuelve a poner música a poetas como Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Manuel Vázquez Montálban, Lorca o Jacques Brel, en un disco titulado Con elegancia.
Y ahora ha vuelto a hacerlo. Su nombre era el de todas las mujeres es el nuevo disco de Loquillo. Esta vez el poeta elegido es Luis Alberto de Cuenca poeta contemporáneo español y amigo del cantante. El disco cuenta con 10 canciones que son una armonía perfecta entre poesía y música y que por supuesto cuenta con ese toque característico de 'El loco'.

Por mi parte, después de haberlo escuchado en bucle infinito durante algunas horas (y sin poder dejar de hacerlo) me parece una gran obra digna de él y del poeta Luis Alberto de Cuenca que no debería decepcionar a nadie. Un disco impecable que me tiene realmente atrapada.

Farai un Vers de Dreyt Nien

Sobre ti, sobre mi
sobre el infierno y sobre el paraíso
de nuestro amor,
Sobre el milagro inútil
de haberte conocido y el abismo

De haber viajado al alba y al crepúsculo
con un monstruo tan dulce y tan dañino

Sobre la huella que dejó tu cuerpo
en mi cama y en todos mis sentidos,
sobre el vestido negro ribeteado
de encaje con que andabas por el filo


Dela traición, sobre tu piel tan blanca
y sobre el tiempo que yo perdí contigo....

Sobre todas las cosas que anteceden
y sobre nada
(¿Acaso no es lo mismo?)

Escribiré un poema, recordando
la canción de Guillermo,
con el frío de la distancia
y con la sensación
de no haberlas vivido.


Luis Alberto de Cuenca
Música y adaptación: Gabriel Sopeña y Jaime Stinus
Voz: LOQUILLO

miércoles, 12 de octubre de 2011

Palito de madera



"Se vive acostumbrado, mas luego despojado se muere porque si.
Se pierde la memoria, no queda ni la gloria, si acaso algún rumor.
Que insólito fracaso, sentir que ya de paso, me muero por tu amor."






-La vida es un palo y como es una canción amorosa pues un palito, bromea Javier Bergia. Gracias a esa broma quizá le quita hierro al asunto de la canción. Que no es otro que la tragedia de la vida, la evidencia de que acabaremos siendo cenizas de una hoguera.
Pero, aunque puede parecer una canción triste a mi me llena de optimismo y me trae buenos recuerdos. Quizá yo sea un poco rarita o simplemente me recuerde la brevedad de todo o la poca importancia de muchas cosas, si como mínimo, de vez en cuando(y a pesar de todo) soy capaz de caminar despacio por los hermosos días que me tocó vivir.
Aunque lo cierto es que, entre la que está cayendo y lo que ya arrastra cada uno, no nos queda otra que buscar el optimismo en las pequeñas cosas, como en una canción.
En todo caso, me parece una canción hermosa.