Quizá porque
la mente es caprichosa la mañana del jueves me desperté con un verso en la
cabeza: “Se conmueve el camino a la orilla del mar" este
pertenece al poema “Colliure” de Luis García Montero. De camino a la facultad
estuve repasando mentalmente el poema: “Ángel González duda, Pone sus pies heridos
en la historia/ Y sube muy despacio, / Entre muros franceses/ Y casas
repintadas con el azul de los veranos, / hasta llegar al cementerio.” Y después todo fue un fluir de imágenes,
versos, recuerdos y sensaciones.
Recordé una
imagen antigua, en blanco y negro en la que aparecen Gil de Biedma, Ángel
González, Carlos Barral y algún poeta más a los pies de la tumba de Machado. Reflexioné
sobre la necesidad de los poetas posteriores de volver a Machado. Y de manera
automática me vinieron a la cabeza otros versos: “Dramático destino, / triste
suerte /morir aquí /paz /y después.../ perdido, / abandonado/ y liberado a un
tiempo/ (ya sin tiempo) /de una patria sombría e inclemente.” Del poema de Ángel González titulado “Camposanto
en Colliure”.
Lo curioso
es que el recuerdo de Machado me ha acompañado todo el fin de semana creyendo
que era un pensamiento aleatorio. Pero supongo que hay cosas que las tengo tan
interiorizadas que no pueden ser casuales ni aleatorias. Así que, al poner el
telediario resulta que se cumplen 75 años de la muerte de Machado, e hilando un
poco más deduzco que hoy hace un año visitaba por primera vez Colliure. Nada es
casual, febrero huele a poesía y a exilio.
Recuerdo
como llegué, con emoción contenida, ante la tumba del poeta y que sencillo
resultó entonces comprender. Imaginar a Ángel González, más entrado en años y
cansado que en aquella fotografía en blanco y negro, acompañado por Luis G.
Montero caminar hacia la tumba de Machado y entender que lo que les lleva allí,
lo que nos lleva a casi todos allí es algo más que los nombres, que las fechas
puestas en la historia. Son los sentimientos, un recuerdo asumido como propio y
que conmueve, un dolor compartido o en definitiva el último reducto del
perdedor.
De izquierda a derecha, Carlos Barral, J. M. Caballero Bonald, Luis
Marquesán, Jaime Gil, Ángel González y Juan Ferraté, junto a la tumba de
Machado en 1959.
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