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domingo, 14 de diciembre de 2014

Lo de dentro (I)


Mantente a una distancia prudencial, levanta un muro, estate alerta. 
Nada de emociones extremas, no tengas ilusiones, no hagas muchos planes, no esperes demasiado.
Quiere lo justo, en esa medida en la que ni duele ni da felicidad.
No derroches sentimientos, ni positivos, ni negativos.  
Sé gris hasta que te mueras por dentro y ya estarás preparado para la vida moderna.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sobre el debate y la reflexión...




 "Tu mejor testimonio es una voz al aire
y no el gran ruido que no permite hablar
y que al final impide pensar también
en lo que está ocurriendo."
J.A.Goytisolo



Hace ya algún tiempo que principalmente me limito a observar lo que ocurre. Quizá en otro tiempo hubiera participado más activamente en todo lo que acontece. Hubiera participado en los debates que se planteaban en cualquier ámbito,  expresado mi opinión o formado parte en iniciativas que me fueran afines. Pero hace ya tiempo que esto no me motiva y me limito a observar, analizar y guardarme gran parte de mis opiniones. No sé el motivo exacto, pero hay algo de apatía y aburrimiento. Por lo general he evitado tener debates políticos o dar mi opinión sobre los temas del momento. Sin embargo, sí que he visto debates en televisión, en las redes sociales. He observado la repercusión que ciertas noticias pueden llegar a tener y he observado que sobretodo impera la falta de rigor, de análisis, de reflexión.

En todo este tiempo he visto una revolución en las redes sociales por la muerte del perro Excalibur y como durante un tiempo todos nos estremecíamos y nos apenábamos con los casos de Ébola. He visto a personas indignadísimas con los numerosos casos de corrupción, con los que nos bombardean cada día. Gentes que reclaman cárcel sin piedad para todos los corruptos. Y por supuesto toda esa gente que apelando valores universales y muy profundos reclama la independencia de Catalunya o la rechazan. Tímidamente he opinado de estos temas y muchas veces he evitado dar mi opinión y lo sigo haciendo. Quizá porqué con cada nueva tendencia o polémica me voy  sintiendo más fuera y tengo la sensación de que aquello sobre lo que se debate no va conmigo, no por poco interés, sino por la manera en que se formalizan y argumentan esos debates.
El sacrificio de Excalibur me pareció algo “typical in Spain”. Lo del Ébola a estas alturas me da la sensación de que pasó hace muchos años, me trajo recuerdos de la gripe A y lo curioso es que ya nadie habla de nuevos infectados, supongo que ahora ya sólo se mueren de Ébola en África. La independencia de Catalunya no me preocupa demasiado. La identidad y la patria nunca han sido para mí un valor, no me sentiré mejor si en mi DNI pone que soy catalana o española o de Calasparra que es donde nací. Por otro lado, el escepticismo vital que impera en mí desde hace tiempo me impide ilusionarme con la utopía de un nuevo país. Y lo de la corrupción, no sé, es bastante interesante observar las reacciones de la gente. A mí siempre me habían dicho que España era un país de pillos y tramposos. De pan para hoy y hambre para mañana. Y en este tiempo compruebo que todo lo contrario. Que es un pueblo abanderado de las causas justas y dónde la integridad moral impera por encima de todo, que no tolera la corrupción ni la incoherencia de sus gobernantes y pide para ellos el peor de los castigos. Y a ver, no digo yo que no sea un escándalo lo que ocurre, ni tampoco que no deteste lo podrido que está todo en este país. Pero luego observo lo que tengo mí alrededor, lo que pasa en un grupo de amigos, en la universidad, en el equipo directivo de un instituto, en una comunidad de vecinos. Compruebo los instintos por los que se mueve la gente en estos ámbitos, como se comportan y después me los imagino gobernando un país y por muy íntegros e incorruptibles que digan ser yo no pondría la mano en el fuego por ellos. Y que conste de antemano que como diría  J.A.Goytisolo...aún queda gente buena en este mundo...” y además todo esto no deja de ser una opinión mía, no demasiado profunda.

Está claro que hay que opinar, hay que debatir, hay que intercambiar posturas, esto nos enriquece, nos hace darnos cuenta de nuestros errores, nos mantiene alerta y nos permite ver las cosas desde distintos puntos de vista. Pero qué pasa cuando el debate no aporta nada, cuando discurre entre unos parámetros establecidos y de ahí no sale. Este es para mí el problema, esta es la sensación que generalmente yo tengo. Se dedican horas y horas de televisión y de radio a debatir, editoriales, artículos de opinión… Pero resultan ser debates banales, vacíos, infantiles y desalentadores. Y cuando periodistas, economistas o políticos tienen esta manera de opinar y de intercambiar ideas se pierde la esencia, se desvirtúa el género y al final asistimos a absurdas discusiones o a opiniones generalizadas sin, tan solo, un punto de reflexión.

Supongo que, dejando a un lado la intención consciente de los medios en desinformar y ofrecerlo todo machacadito y fácil de digerir, hay un problema de velocidad. Las redes sociales lo han agilizado todo de tal manera que las noticias, las tendencias o los temas sobre los que opinar, caducan de un día para el otro.
Me sorprende muchísimo, cuando observo mi muro de Facebook, Twitter o los comentarios debajo de artículos, la velocidad y la facilidad de la gente para tener opinión y sobre todo para juzgarlo absolutamente todo. Hay gente especializada en ello, se indignan con los políticos, cuando alguien hace algo que no debe, con las injusticias y con todo aquello por lo que 'mole' indignarse. También se emocionan con las cosas bonitas de la vida, qué sé yo, la solidaridad de la gente en la campaña de recogida de alimentos, algún vídeo viral en Internet, cualquier cosa, la cuestión es comentarlo, que la gente sepa lo que piensan y sobretodo que no difiera de lo políticamente correcto, para tener muchos ‘likes’. Porque en definitiva no dejan de ser comentarios llenos de tópicos, lugares comunes y cierta filosofía al estilo de los libros de Albert Espinosa o ¡La vida es chula! Y no sé… la vida a veces simplemente es una mierda.

Me siento demasiado fuera de todo esto,  tanta inmediatez, tanto bombardeo de noticias, tantas ansias de ser el primero en opinar y al final todo tan vacío. Echo de menos la reflexión, ahondar en la ideas, sentir que lo que me llega me aporta algo nuevo. Me pregunto cómo puede ser que coexista una sociedad crítica, indignada, aparentemente activa políticamente y con ansias de regeneración con una sociedad tan poco dada a la reflexión, superfícial, en la que al ahondar un poco resulta que no hay nada. Pero como dije, es mi humilde opinión.